lunes, 18 de marzo de 2013

Día 2 - Old town

"...I've been spending my money in the old town... It's not the same honey if you're not around..." 

Desde hoy y por sugerencia de Roberto, os dejamos el vídeo de la canción que sirve de título cada día. Para que podáis ambientar adecuadamente la lectura del Blog (si es que así lo queréis, claro).





Y viene al pelo el título del tema de este lunes porque la jornada la hemos dedicado por entero a conocer el centro histórico de esta antigua ciudad, fundada por los vikingos allá por el año 841. Por primera vez este año tomamos el LUAS (tranvía que atraviesa la capital irlandesa en dos líneas) y que nos dejó en la última parada de la línea verde: St. Stephen’s Green. Aparte de ser el nombre de la parada se refiere también al parque que está justo al lado y de la misma manera nombra el centro comercial con forma de invernadero que se erige justo en la acera contraria. El parque en su día contuvo alguna de las principales calles de Dublín y también fue cerrado al público un tiempo. A principios del Siglo XX y tras una reforma diseñada y pagada por la familia Guinness (¿os suena?) el parque fue cedido para el uso y disfrute de todos los irlandeses.

Después bajamos por, y citamos la referencia del guía, una de las cinco calles más caras de Europa: Grafton Street. Por lo visto el alquiler de un local de considerables dimensiones en dicha calle puede salir por cerca de los seis millones de euritos al año… ya podéis volver a respirar. Sí, seis kilos. Ya puede ser grande. ¿A que estabais pensando lo mismo?
Al final de Grafton Street y casi tocando el Trinity College hemos dado con la estatua de Molly Malone. La famosa vendedora de pescado irlandesa que dispone de canción propia (y que mañana veréis en un video cantada por los alumnos) y cuya estatua es uno de los reclamos de la capital. Desafortunadamente la ampliación del LUAS parece que le va a hacer perder su emplazamiento actual y el gobierno australiano ha pedido que, durante las obras, les presten la estatua. Como si fuera un libro… “Oye, préstame la estatua. No te preocupes que en seis meses te la devuelvo…”
Poco más adelante topamos con uno de los edificios más imponentes de Dublin: Trinity College. Creado a imagen y semejanza de las más exclusivas universidades inglesas como Oxford y Cambridge, Trinity College mantiene una reputación intachable y requisitos importantes para formar parte de su alumnado (a lo largo de la historia por esos patios han corrido para llegar a tiempo a clase Jonathan Swift, autor de Los viajes de Gulliver, Bram Stoker que creó Drácula u Oscar Wylde, que poca presentación necesita). En la vieja biblioteca se guarda el más preciado tesoro literario de Irlanda: el libro de Kells. En la nueva, que está a pocos metros, se conserva un ejemplar de cada libro editado en Irlanda o el Reino Unido y la puerta está guardada por una escultura esféica (Sphere within sphere) de un tal Arnaldo Pomodoro. En la foto veréis que Alfonso pensó que quedaría mejor en otro lado e intentó moverlo pero… imposible.

De allí caminamos hasta la GPO (General Post Office), famosa por ser el edificio donde unos rebeldes irlandeses se refugiaron durante una revuelta. Y a su lado está ese gigantesco y altísimo cono de acero llamada Spire que el gobierno construyó para conmemorar el cambio de milenio. Es tan “bonito” y apreciado por los dublineses que dice que en vez de prestar la estatua de Molly Mallone a los australianos podían darles el Spire… Y que se lo queden para siempre. ¡En serio, nos lo han dicho!
Desde allí caminamos hasta cruzar el Ha’penny Bridge, donde antiguamente cobraban a la gente medio penique por atravesar el río, y llegamos a la zona de Temple Bar donde tomamos nuestro “packed lunch”.
En el 2 de Palace Street damos con el antiguo castillo de Dublín,  en el que sólo se conserva una torre de la antigua construcción. Sede del gobierno británico durante la ocupación de Irlanda, allí se firmó el principal acuerdo de independencia irlandesa por Michael Collins. Cuenta la leyenda que los firmantes irlandeses se retarasaron y el  gobernante británico se mostró molesto. La respuesta de Collins fue: nosotros llevamos esperando 700 años esta firma.

De nuevo en marcha llegamos a Christchurch, la catedral oficial de Dublín. Debido a la celebración por St. Patrick el entorno de la iglesia estaba lleno de pequeños puestos de comida para que  las familias pudieran pasar allí el rato. ¿Os imagináis que se hiciera en Valladolid? La Catedral dispone de 19 campanas que hace repicar. Una de ellas data, preparaos, de ¡¡1038!!
No mucho más lejos nos encontramos con St. Patrick’s Cathedral, la otra “grande” de Dublín. Allí se encuentra enterrado Jonathan Swift y es una de las pocas grandes iglesias europeas si no la única que hace a diario dos Misas cantadas por el coro de la Catedral.
De ahí volvimos a St. Stephen’s Green donde pudimos disfrutar de un rato de tiempo libre y hacer alguna compra. Lo genial fue que no llovió en todo el día de visita. Así que… ¡Bien por Irlanda!
Mañana por la tarde empieza lo serio: clases en Emerald. Os contaremos cómo nos reciben. Descansad y, por cierto, ¡feliz día del padre y felicidades a todos los Josés o Pepes! Es que mañana como escribiremos tarde ya casi habrá pasado.











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