"...I've been spending my money in the old town... It's not the same honey if you're not around..."
Desde hoy y por sugerencia de Roberto, os dejamos el vídeo de la canción que sirve de título cada día. Para que podáis ambientar adecuadamente la lectura del Blog (si es que así lo queréis, claro).
Y viene
al pelo el título del tema de este lunes porque la jornada la hemos dedicado
por entero a conocer el centro histórico de esta antigua ciudad, fundada por
los vikingos allá por el año 841. Por primera vez este año tomamos el LUAS
(tranvía que atraviesa la capital irlandesa en dos líneas) y que nos dejó en la
última parada de la línea verde: St. Stephen’s Green. Aparte de ser el nombre
de la parada se refiere también al parque que está justo al lado y de la misma
manera nombra el centro comercial con forma de invernadero que se erige justo
en la acera contraria. El parque en su día contuvo alguna de las principales
calles de Dublín y también fue cerrado al público un tiempo. A principios del
Siglo XX y tras una reforma diseñada y pagada por la familia Guinness (¿os
suena?) el parque fue cedido para el uso y disfrute de todos los irlandeses.
Después
bajamos por, y citamos la referencia del guía, una de las cinco calles más
caras de Europa: Grafton Street. Por lo visto el alquiler de un local de
considerables dimensiones en dicha calle puede salir por cerca de los seis
millones de euritos al año… ya podéis volver a respirar. Sí, seis kilos. Ya
puede ser grande. ¿A que estabais pensando lo mismo?
Al
final de Grafton Street y casi tocando el Trinity College hemos dado con la
estatua de Molly Malone. La famosa vendedora de pescado irlandesa que dispone
de canción propia (y que mañana veréis en un video cantada por los alumnos) y
cuya estatua es uno de los reclamos de la capital. Desafortunadamente la
ampliación del LUAS parece que le va a hacer perder su emplazamiento actual y el
gobierno australiano ha pedido que, durante las obras, les presten la estatua.
Como si fuera un libro… “Oye, préstame la estatua. No te preocupes que en seis
meses te la devuelvo…”
Poco
más adelante topamos con uno de los edificios más imponentes de Dublin: Trinity
College. Creado a imagen y semejanza de las más exclusivas universidades
inglesas como Oxford y Cambridge, Trinity College mantiene una reputación
intachable y requisitos importantes para formar parte de su alumnado (a lo
largo de la historia por esos patios han corrido para llegar a tiempo a clase
Jonathan Swift, autor de Los viajes de Gulliver, Bram Stoker que creó Drácula u
Oscar Wylde, que poca presentación necesita). En la vieja biblioteca se guarda
el más preciado tesoro literario de Irlanda: el libro de Kells. En la nueva,
que está a pocos metros, se conserva un ejemplar de cada libro editado en
Irlanda o el Reino Unido y la puerta está guardada por una escultura esféica
(Sphere within sphere) de un tal Arnaldo Pomodoro. En la foto veréis que
Alfonso pensó que quedaría mejor en otro lado e intentó moverlo pero… imposible.
Desde allí
caminamos hasta cruzar el Ha’penny Bridge, donde antiguamente cobraban a la
gente medio penique por atravesar el río, y llegamos a la zona de Temple Bar
donde tomamos nuestro “packed lunch”.
En el 2
de Palace Street damos con el antiguo castillo de Dublín, en el que sólo se conserva una torre de la
antigua construcción. Sede del gobierno británico durante la ocupación de
Irlanda, allí se firmó el principal acuerdo de independencia irlandesa por
Michael Collins. Cuenta la leyenda que los firmantes irlandeses se retarasaron
y el gobernante británico se mostró
molesto. La respuesta de Collins fue: nosotros llevamos esperando 700 años esta
firma.
De
nuevo en marcha llegamos a Christchurch, la catedral oficial de Dublín. Debido
a la celebración por St. Patrick el entorno de la iglesia estaba lleno de pequeños
puestos de comida para que las familias pudieran pasar allí el rato. ¿Os imagináis
que se hiciera en Valladolid? La Catedral dispone de 19 campanas que hace
repicar. Una de ellas data, preparaos, de ¡¡1038!!
No
mucho más lejos nos encontramos con St. Patrick’s Cathedral, la otra “grande”
de Dublín. Allí se encuentra enterrado Jonathan Swift y es una de las pocas grandes
iglesias europeas si no la única que hace a diario dos Misas cantadas por el
coro de la Catedral.
De ahí
volvimos a St. Stephen’s Green donde pudimos disfrutar de un rato de tiempo
libre y hacer alguna compra. Lo genial fue que no llovió en todo el día de
visita. Así que… ¡Bien por Irlanda!
No hay comentarios:
Publicar un comentario